Desnuda en mis letras, no es obligación leerme


Y un día el volvió. Y mi cara “te estaba esperando”. Soy enfermizamente débil. Después de diez meses, otra vez el, como en la canción de Génesis, el gigante que volvió y enredo al mundo con sus hojas violetas, con sus palabras dolorosas, con sus actitudes hirientes.
Simplemente se le ocurrió volver, quien sabe porque razón, siempre dispuesta a recibirlo, yo no me queje. Ahora nuestro sexo era salvaje, casi siempre con alcohol de por medio y dulce violencia. Quería eso: ser maltratada específicamente. El, el gran orador, siempre fue amante de la persuasión, de la ironía, de los dobles sentidos. Ahora yo necesitaba que esa violencia invisible mutara en cachetazos, en nalgadas, en palabras vulgares… él era mi droga otra vez. Otra vez adicta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario