Espectro de mi propiedad



Y allí está de nuevo… puntual, lo veo bailar y sobre su cabeza titilan dos estrellas. Está lejos de mí, pero su espectral manto blanco es reconocible aún en la ultra-oscuridad que lo rodea. Sé que él también me mira; sigue bailando mientras lo hace. No sé qué muerte lo llevó a donde está ahora, pero es la única sombra en el edificio, el único manto de pie con las manos en la baranda del balcón. No sé cuántos pisos tiene el edificio porque los árboles lo tapan, lo único que sé es que él está en el tercer balcón descendiendo desde el cielorraso a la izquierda.
Cuando deja de bailar, una rigidez de ultratumba lo paraliza con la mirada hacia mí. Al principio me inclinaba a pensar que tenía funestos planes para conmigo… Pero el tiempo me demostró que sólo quiere mirarme. Quizás le agrado
No… Cuando lo miro otra vez, pienso que no. No le agrado, pero tampoco sé qué es lo que quiere. Si me quiere a mí no le encuentro explicación a su fantástica catatonía cadavérica
De antiguo me producía cierta perturbación mental, por lo que evitaba devolverle la mirada. Pero al igual que Leoncio con los cadáveres en el camino, quiero mirarle
Contemplarlo me agita como la percepción de un mensaje subliminal. Creo que el día en que su figura desaparezca de allí, el día que ya no lo encuentre, ese día me sentiré preocupada. Cuando a la noche me siente a escribir frente a la ventana y busque con la mirada su blanca figura en el lejano edificio y esté ausente, esa noche no sabré si ha resulto venir a mi cuarto. No sabré si al fin está conmigo. No sabré qué hacer.
A veces temo, con mi mirada, despertarlo o, quizás, prevenirlo de que aquí estoy, de que lo estoy mirando. Pensar que tal vez sabe que lo miro, eso, me inquieta.
Ciertas noches me lo imaginé una niña, otras una mujer de melancólica adultez, otras un hombre pálido de soledad. No sé qué pensar de él. Quizás tiene la habilidad de mudar su fisonomía y de representar varias penas en su espectro. Quizás no sea siempre el mismo.
Me parece, a veces, que está descalzo y que las copas de los árboles negros le rinden culto. Me parece también que su manto toma el mismo color que el cielo, como si su cuerpo padeciera de camaleónicos poderes. ¿Adónde huirá con el día?, me pregunto.

Me siento así, solo por hoy.



Hoy estoy en esos días donde mis hormonas luchan en combate, pobres idiotas, ninguna gana, la que padece soy yo, y se me ocurre hablar del amor. Amor la gran falacia de la historia, el amor es el camino más directo a la perdición, a el dolor, a ser vulnerables una de las grandes verdades es que la felicidad es un regalo que tiene caducidad ya que nos pasamos gran parte de nuestra vida sufriendo que siendo felices por desgracia cuando ese sentimiento que todos añoramos entra en nuestras vidas es el principio de nuestra propia destrucción, el amor nos hace inseguros de nosotros y de nuestra pareja algunos lo demostramos otros no mostramos esa inseguridad, sin embargo somos inseguros muchas veces no sabemos mostrar nuestros sentimientos ni sabemos ver como la persona que amamos nos los muestra, cometemos errores que nos lastiman y lastiman es ahí cuando el dolor entra en juego no existe el amor verdadero ni el vivieron felices para siempre ya que tenemos una gran tendencia a ser rencorosos y a odiar eso que antes amamos con gran fuerza no sabemos perdonar ni perdonarnos lo cierto es que el sentimiento más fuerte no es el amor sino. lo son el odio, el rencor y la venganza lo sé, ya que eh odiado más tiempo del que eh amado a alguien eh sido infeliz más tiempo del que eh amado, el primer amor es el que nos daña y cuando tenemos suerte de encontrar el segundo lo destruimos ya que el miedo de ser lastimado se hace presente con el primer amor solo te quedas con dolor y comienzas a vengarte de inocentes y culpables por igual pensando que te sentirás mejor y que te hará sentir bien pero es mentira solo te hundes en un pozo oscuro y entre más tiempo pase comienzas a olvidar como amar y la desconfianza se aferra más a ti y temes que todas te van a lastimar y esa es la única forma de vida que conoces y te das cuenta que aunque estés acompañado de verdad estas solo, si se dan cuenta en toda historia de amor debe de existir desamor, celos, odio, deseo, envidia, sino no sería una historia de amor, las canciones o la gran mayoría de ellas hablan de pérdidas de desamores de dolor de seres que lastimaron y que no les importo el amor que sentían por ellas o por ellos y los dejaron a su suerte y si quizás estén pensando que estoy dolida y si lo estoy ya que fui una de las que encontraron a su segundo amor y lo destruyo y si es cierto que de amor no se muere solo se agoniza, hoy medí cuenta de que en estas palabras tengo razón ya que el cambio el amor que me juro por rencor y odio así como desprecio si bien yo fui culpable de terminar a él lo culpo de darle más importancia a un error más nunca aprecio todo el amor que le daba si lo hice sufrir pero él también me hizo sufrir con sus actitudes y actos les diré algo el dejarse humillar no es amar, es ser tontos el que no les den su lugar y seguir sin decir nada no es amar y yo permití esas dos cosas pensando que así era su forma de amar, al principio de una relación todo es hermoso pero después uno de los dos cambia las cosas y es cuando tienes miedo y dudas les escribo esto ya que muchas me entenderán y otras no me darán la razón a muchas de ustedes las leí cuando sufrían por desamor y a otras les hice compañía cuando se sentían solas hoy les muestro lo que siento y espero su respuesta ya que necesito de mucha ayuda para no perderme en el sendero oscuro de la melancolía solo les pido que me ayuden a recuperar la esperanza ya que en estos momentos ya no tengo que perder.

En trozos

Creo entenderlo todo, y a la vez no tengo idea de nada. De momento creo que podría comenzar una colección de fragilidades... enumerar todo aquello que me hiere y me destruye. Lo que alegra está relegado, aplacado por el furor de los recuerdos asfixiantes, agridulces, dulce amargos...
Mi cuerpo reposa, suspendido, en un impasse que debería concluir, pero me aterra que termine. Me aterra el después, las horas sin sentido, el caminar sin brújula, sin norte, sin sur, sin suelo... Que se pase la vida, y yo, como una caja de fósforos húmeda no logre encender una llamita amarillenta en medio de esta tormenta perfecta.
Mostrar menos

Evocación

Sumergida entre tanto pensamiento irrenunciable, magia de luces en la madrugada. Yo sentada a la sombra de la parra como en tantos otros sueños otoñales, y vos allá pintado en acuarelas,  desdibujándote bajo la lluviecita de verano. 
Porque así de ciegas son las fragilidades del olvido, porque en un segundo somos tierra y flores secas... porque un día me dijiste esas palabras que no se las lleva nunca el viento, pero  de a poquito se va apagando su eco a la distancia. 
Nunca quise desaparecer en la niebla del tiempo, ni tampoco inmolarme en la eternidad de la gloria estática. Sólo quiero despertarme una mañana sin el recuerdo de aquel mundo extraviado entre cartas, cigarrillos y alcoholes; que permanezca tenue dentro de un cajoncito, junto a los cuadernos de viajes y las postales de viejos amigos. 
No sabré desatarme los recuerdos del pelo, pero aprendo a trenzarlos en finas tiras y adornarlos con cuentecillas de colores. A llevarlos en la piel como un secreto tatuado, silenciosos trazos de líneas negras que forman mapas de distintos territorios.
Estaba al caer la tarde, la lluvia de fuego que lentamente devoraba la ciudad incrementó su intensidad, estaban todos desprevenidos.
Enormes tizones al rojo vivo rompían chisporroteando contra el ventanal refractario. El personal corría entre las llamas buscando refugio, chillando y sacudiendo las quemaduras de su ropa celestial. En pocos minutos una especie de lava rojiza y humeante cubría las calles…
Al escuchar aplausos abrí mi ventana, el barrio se inundaba de angelitos que, ataviados con trajes ignífugos, lanzaban ascuas voladoras y construían muñecos de ceniza.
¡Aprovechen diablillos, probablemente sea la última fogatada que veamos hasta el próximo infierno!
Y dejándome caer hacia atrás, me hundí sonriendo en el calor de las brasas.
Aquí estoy
Deseando tu piel en mi almohada
Una noche de luna de llena
Nubes rosadas, caricias afiladas,
Tus labios rozando mis mejillas
Tus manos acariciándome el alma.
Y aquí estas, solo en mi mente,
En mi espacio, todo el tiempo,
Engañando a mi corazón,
Imaginando que eres tú cada noche.
Y es que imaginar que estas aquí
Me hace temblar, sabes,
Y es que la energía es motivante
Del encuentro fortuito de los amantes
Mi pan nuestro de cada día.
Llenas mi espacio de luz
Con solo el hecho de imaginarte
Tus ojos luminosos como faroles
Reflejados en los míos.
Me llenas de vida, de luces,
De paredes blancas tintadas de rojo,
La pasión de tenerte en mis brazos,
El deseo anónimo de probar tus labios
Y solo pienso en la idea de tenerte cerca
De que tu ternura invada mi espacio
De perderme en tus labios, una y otra vez,
De que mis manos anden por tu cuerpo,
Acariciándolo, conociéndolo, mordiéndolo (¿por qué no?),
Devorarte todo, saciarte todo, tenerte todo.
Esa noche seremos uno, se detendrá el tiempo,
La luna de reirá con nosotros, el sol nos picara el ojo,
Sí. Estoy sugiriendo que amaneceremos despiertos,
Después de todo ¿hay que aprovechar el tiempo, no?
Y es que me voy a convertir en la centinela de tus sueños.
Colmarte de mimos una y otra vez,
Llenar de matices mis sabanas,
Dejar en tu piel mi marca,
Mi perfume, mi esencia,
Que dejes en mi piel la tuya,
Y es algo más que eso, es dejar mí ser,
Que dejes el tuyo, esa fusión de almas,
Formando un nuevo ser, único, perfecto,
Llamado nosotros, en el afán de los tiempos.
Estar contigo una noche
Será un manjar de los dioses
Un pedacito de cielo terrenal
Un jardín de Gardenias
Un ángel tocando el paladar de mis deseos.


Pintar esos momentos en mi mente
Fantasear con la idea de tenerte
Abrazado a mí, prendado a mí,
Y no voy a querer dejarte ir,
Por qué deseo infinitamente,
Estar contigo una noche

Amor lésbico

 Mis dedos sutiles poseen el sentido del mundo
pues mi tacto al igual que el sonido, penetra.
La armonía, el ensueño, el dolor profundo
estremecen largamente la yema de mis dedos.

Asimilo mejor las cosas bellas si las acaricio,
Comparto sus vidas intensas en tanto las toco
Es entonces que yo sé que es lo que ellas poseen
Nobleza, dulzura afinidad del canto.

mis dedos han distinguido la carne de la arcilla
La lisa carne de mármol los contornos femeninos
Que la mano que sabe modelar ha maltratado
Aquella de perla, aquella de terciopelo
Conocieron la vida íntima de las pieles,
¡Vellón cálido y soberbio donde hundo mis manos!
Han conocido el ardiente secreto de las cabelleras
Donde se deshojan millares de jazmines

Y semejantes a aquellas que regresan de los viajes,
Mis dedos han cruzado infinitos horizontes,
Ellos han alumbrado, mejor que mis ojos los rostros
Y me han profetizado las oscuras traiciones.

Ellos han conocido la piel sutil de la mujer,
Y sus crueles temblores, y sus perfumes ocultos...
¡Carne de las cosas! He creído a veces abrazar un alma
Con la prolongada caricia de mis dedos...

Desnuda en mis letras, no es obligación leerme


Y un día el volvió. Y mi cara “te estaba esperando”. Soy enfermizamente débil. Después de diez meses, otra vez el, como en la canción de Génesis, el gigante que volvió y enredo al mundo con sus hojas violetas, con sus palabras dolorosas, con sus actitudes hirientes.
Simplemente se le ocurrió volver, quien sabe porque razón, siempre dispuesta a recibirlo, yo no me queje. Ahora nuestro sexo era salvaje, casi siempre con alcohol de por medio y dulce violencia. Quería eso: ser maltratada específicamente. El, el gran orador, siempre fue amante de la persuasión, de la ironía, de los dobles sentidos. Ahora yo necesitaba que esa violencia invisible mutara en cachetazos, en nalgadas, en palabras vulgares… él era mi droga otra vez. Otra vez adicta.

Más sobre mí



Me conozco tanto, siento que me parí, y reniego del aborto más de haber supuesto que mi vida hubiera sido así….Que quede claro, cuando hablo de relaciones obsesivas, estoy siendo más literal que nunca. Cuando digo que hubiera muerto por él, no recurro a una metáfora. Sé que es difícil descifrar cuando escribo en serio y cuando no, pero hagan el intento.
No iba a aguantar mucho tiempo más, no estar con el significaba la muerte espontanea de la persona inteligente que yo creía ser por primera vez.me había hecho sentir adulta, elocuente y propensa a ganar todas las batallas. Era la muerte de mi heroína, estaba demasiado deprimida como para quedarme estancada. A fines del año 2001 viaje a Europa y me olvide de que el dolor se traslada con el viajante, viajaban conmigo la agonia y  la estúpida idea de que hasta las gárgolas estaban en mi contra…

(Ni idea que título darle… ¿hay que darle?)


Hoy no.
Mañana tampoco
Luna rota.
Runas rotas.
Letras indescriptibles.
Corazones oxidados.
Tu miedo, tu miedo, tu miedo.
Mi miedo, mi miedo, mi miedo.
No puedo ser ni serte,
No puedo verme ni merecerte (me)
¿Qué hago contigo?
¿Qué hago conmigo?
Ni la más remota idea.
Sólo sé que tengo un fuego
que no para de consumir
lo que para mi ego
es lo que fue vivir.
No soy,
voy siendo
no voy
estoy viviendo.
Si me amas
que no sea en término medio
me aburre de ser el tedio

de restar, si no sumas.

R. I. P

Sobresaltado se despertó, la noche había sido tranquila hasta ese momento. Algo lo impulso a darse una ducha aunque fuera tarde en la noche, quizás se le calmaría un poco el malestar que había sentido antes de acostarse y que ahora volvía a atormentarlo. Se levantó y camino sin encender la luz hasta la puerta del baño, donde abrió la canilla de la bañera para llenarla, se distrajo un instante, pero quedo horrorizado al ver que un espeso liquido carmesí lentamente llenaba la bañera y sufrió una repugnancia atroz cuando noto que en esa viscosidad se retorcían cientos de gusanos. Por el asco que sentía, vomitó en el lavatorio y enloqueció al notar que de la rejilla se deslizaban alargados insectos putrefactos. Se tiro hacia atrás y diviso su reflejo en el espejo donde la sangre había comenzado a fluir de su nariz, tal como le había sucedido esa mañana, solo que est
a vez unos espantosos retorcijones en su estómago lo desconcertaban. Corrió a través del pasillo hasta la cocina, pero ya era demasiado tarde, una súbita puntada en su pecho lo hizo caer al suelo y feroces dientes aserrados comenzaron a destruir piel y entrañas desde adentro de su cuerpo, la agonía fue insoportable tal vez porque ese ser le mastico la cara hasta el último segundo de su vida. 
Lo llamaron de urgencia, había ocurrido un asesinato, llego al lugar del hecho y miro el cadáver, era algo espantoso, pareciera que alguien había tirado de los intestinos para afuera y que luego hubiera fagocitado carnaválicamente el rostro, salió a tomar aire y en un momento dado, notó que le sangraba la nariz.
Un alma verdaderamente fuerte, no es nunca devorada por su dolor, devora su dolor y es por eso que ella es la fuerte.
¿Donde  tenemos un corazón para amar? ¿es que acaso perdí el mío?... haber perdido esa magia me dejo vacía.
Me quede en una oscuridad, sin vida, sin llanto. Mis manos clamaban ayuda mientras caía al abismo. Caminar sola en este mundo, ese era m destino, para eso había nacido, dejando una vida atrás llevándome todo lo malo conmigo.
Mostrarme fuerte era mi única arma, para no ser presa de un mundo de miseria. Este mundo es un dolor perpetuo y el que no sabe dominar el dolor no sabe vivir… maquillando estados a cada momento, preguntando si serias feliz.
Ya en un mundo de silencio, donde el mismo viento cantaba en mis hombros aquel réquiem de una muerte sumisa al olvido.
Aun enfrentando mi corazón, mi respuesta siempre fue la misma, aun cuando mentía…eras todo para mí.

Ya no puedo más… deje de cantarte en las noches en su lugar maldición y dolor destilaba mi aullido. Me quedare con eso que alguna vez escuche… “solo en el seno de la muerte el ideal conserva toda su pureza y el niño toda su inocencia “

La elección

El hombre levanta la cabeza. Sus labios dibujan una fina línea apretada de terror. Con un gesto casi imperceptible para un humano, asiente. Frente a él, el diablo refleja su satisfacción, un gran arqueo facial que anuncia colmillos blancos, la lengua repasando las encías superiores, inspiración profunda para cerrar el trato: "Quiero tus ojos"
Sólo el ser que tenía ante sí podía resistir la mueca horrorizada del hombre. Cayendo sobre sus rodillas comenzó a llorar en silencio con desconsuelo infinito.
"Tu hija concebirá un gran hombre. Un guerrero que traerá fortuna y honor a tu linaje. Es un precio justo"
El diablo recorre un camino empedrado y sucio a través de una turba de demonios que se abren a su paso. Con miedo lo ven cubrirse la cabeza con el capuchón en que acaba su jubón gris. Sus pasos resuenan húmedos en medio de un estrepitoso silencio. Tras de sí, una enorme puerta de hierro sella su entrada en un caserón oscuro. Nadie sale a recibirle, como nadie nunca lo ha despedido al salir.
Se enciende un gran candelabro. A la luz aparecen pergaminos de cuero con lazos rojos, botes de cristal de extraños contenidos, una mesa y una silla de madera seca. Las paredes gimen la llegada del amo de las sombras. Lentamente saca de una bolsa pequeña los ojos del hombre. Dos pequeñas esferas blancas de pupilas dilatadas e iris azul. En sus manos recobran el brillo que las identificaba con la vida. Los reflejos celestes estallan en su rostro y rebotan por toda la estancia, silban en sus oídos como el viento que en otro tiempo conoció. Por una de sus mejillas resbala una lágrima. Antes de llegar al mentón se evapora.
En las puertas del Paraíso, un ángel habla con el Creador. Este ángel posee una inmensa sabiduría y una ambición aún mayor. Se sabe poderoso como su interlocutor y lo mira con la frente levantada, el pecho hinchado, los párpados entornados. No quiere seguir siendo un lacayo. La voz del creador suena como un trueno: "Has hecho tu elección. Yo pondré las condiciones".

Abatida


Son las veinte horas, un minuto y veinte segundos. Son sus dedos acariciando la pulsera del reloj que le regaló en su primer aniversario.
Son los sueños que se desvanecieron en los ángulos perennes que formaron sus manecillas de metal. Son los recuerdos heridos por los fragmentos de cristal de su esfera, rota en el impacto.
Son los recuerdos heridos por los fragmentos de cristal de su esfera, rota en el impacto. Son todos los latidos silenciados en esa hora maldita en que sus engranajes dejaron de girar.

 Son las lágrimas de dolor por una promesa grabada en el acero de su reverso, que ya nunca será cumplida.

Puro . Primera parte

Hacia once años que no nos veíamos.
Habíamos vivido más de dos años en pareja, una relación hermosa e intensa, una vez mas no creía ser merecedora de tanto amor, y comencé a hacer las cosas mal… él me amaba profundamente, yo, lo ame como pude.
Me case, él se casó, cada uno siguió su vida, siempre con el recuerdo de lo vivido, y lo bonito, es que era con una sonrisa.
Días pasados recibí una llamada a mi móvil, no podía creer que era el quien estaba del otro lado, con su voz suave, diciéndome
Hola Lau ¿Cómo estás?
¿Fabi? Dije… 
Si, ¿cómo estas bonita?, hoy te vi salir del consultorio, hace varios días que sigo tus pasos, y un amigo en común me dio tu número, y hoy me atreví a llamarte, espero no importunarte.
¡No! Respondí, una sonrisa ilumino mi cara
Tengo ganas de verte.
Pero y ¿tu mujer?
Me divorcie hace más de un año, y desde hace un tiempo no hago más que pensar en vos.
No supe que decir, un suspiro… sonreí, y le dije… me encantaría
La cita:
Esa noche en mi pueblo celebraban carnavales, y tocaba un grupo de esos que te dejan con la boca abierta, miles de personas frente al escenario, pleno verano en Buenos Aires, y mis amigas y yo ahí, saltando, sudadas… a los empujones.
Termino el show, y no diré cual era mi estado, porque aun un zombie deteriorado, se veía mejor que yo. Literalmente.
Cuando pude ver el móvil tenía seis llamadas suyas, mire mi reloj, las 23hs, la cita era a las 22hs, nunca fue mi fuerte la puntualidad, y él me conocía tanto… tanto.
Lo llame, me doy una ducha y voy, le dije.
El me esperaba en su casa. Al llegar estaba en la puerta, que decir…bendito sea el formol que lo mantiene así, su sonrisa, sus ojos claros , su cuerpo atlético, su estilo para vestirse.. Todo él estaba ahí, justo ahí… esperándome.

Maniática

Y un día lo vi…y todas las voces que interactuaban en  mi mente, callaron. Todo en mi cabeza se silenció. Esas imágenes constantes desaparecieron.
Pero cuando lo vi, la única cosa en la que pude pensar fue en la curva seductora de sus labios, de sus labios, de sus labios.
Sabía que debía hablar con él. Le sonreí 23 veces en 60 segundos, si…fueron 60, 60.
Se acercó, no podía dejar de frotar mis manos al tiempo que me picaba la nariz, si, manos y nariz, manos y nariz.
En nuestra primera cita, pasé más tiempo organizando mi comida por colores de lo que pasé comiéndola o hablando con él.
Pero le encantó.
Le encantaba que tuviera que besarlo para despedirme 16 veces, o 24 si era miércoles.
Cuando nos mudamos juntos él dijo que se sentía seguro, como si nadie nos fuera a robar porque definitivamente había cerrado la puerta 18 veces.
Yo siempre veía su boca cuando hablaba, cuando hablaba.
Cuando me dijo que me amaba, su boca se curveaba hacia arriba en los bordes.
En la noche él se acostaba en la cama y me veía apagar todas las luces, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas.
El cerraba los ojos y se imaginaba que los días y las noches pasaban frente a él.
Algunas mañanas empezaba a besarlo para despedirme y el sólo se iba porque estaba haciéndolo llegar tarde al trabajo.
Cuando me decía que me amaba su boca era una línea recta. Me dijo que estaba tomando mucho de su tiempo.
La semana pasada empezó a dormir en casa de su madre.
Me dijo que nunca debió dejarme apegarme tanto a él; que todo esto fue un error, pero… ¡¿Cómo podría ser un error que no tenga que lavarme las manos después de tocarlo?!
Usualmente, cuando me obsesiono con algo, veo gérmenes escabulléndose en mi piel.
Me veo a mí misma siendo atropellada por una infinita línea de coches. Y él fue la primera cosa hermosa en la que alguna vez me he estancado.
Ahora sólo pienso en quién más está besándolo. Lo quiero de regreso tanto que…Dejo la puerta sin cerrar. Dejo las luces prendidas.

¿Deliramos?

Aturdida, ebria… muyebria, tropezando con todo a mi paso, vagaba por las calles desde hace días, la fiebre y las alucinaciones se repetían constantemente. Ya me había ocurrido otras veces confundir a putas y maderos con bestias endemoniadas, o las ramas de los árboles con tropeles de ángeles celestiales. Y no precisamente acababa hostiado por estos últimos…
Así que, cuando reconocí la puerta de mi casa en un breve instante de lucidez, agarré a duras penas el picaporte, que intentaba alejarse unos metros según me acercaba… y del impulso entre con tanta fuerza, que acabe incrustando mi cabeza en la barandilla metálica.
Cuando desperté era de noche y me dolían todos los huesos del cuerpo, sobre todo la cabeza. Subí las escaleras pateando todas esas putas cucarachas gigantes, y me eche a dormir en la cama a pesar del estruendo de la calle.

En el exterior, la ciudad sucumbía al ataque de lanzaderas insectoras, que cubrían el cielo de un ejército negro brillante de apéndices multiarticulados.

Nunca más


Murmurando en mi oído una canción
Lo ridículo será un vano pretexto,
Cierra tu boca, necio.
Este odio me abarca como una tribu
 de palabras mutiladas,
Llévate lejos esos falsos ojos oscuros,
No los demores sobre mi rostro;
El salvaje viento puede insinuar tu canto,

Más nunca rogaré que te quedes.

Afrodisíaca


Ella era elegante, su inestimable magia, lograba una sublimidad femenina, sin posible comparación alguna.
Se  decía que su belleza podía hacer vibrar el corazón de la más inmóvil de las estatuas. Quiso comprobarlo allí donde abundaban las efigies más imponentes del mundo última morada de los antiguos y desaparecidos dioses: El Museo de Londres. Se paseó entre reyes y momias; entre Zeus, Prometeos y Apolos. Recorrió Gales,  Tenochtitlan,… Lo hizo a plena luz del día, al tiempo que danzaba en medio del público, vestida de gasas y tules; entre miradas de sorpresa; incomprendida; refulgente y hermosa.
La música surgió de ninguna parte. Las puertas del museo se cerraron. Los miles de turistas que visitaban las inmensas galerías quedaron atrapados. Se esparció el temor. Las personas comenzaron a gritar y a correr sin sentido de una parte a otra. Ella se movía al son de la música.
Un ruido de lanzas golpeando contra el suelo, de espadas de bronce y acero chocando contra escudos de madera y ruin metal, aturdió a la multitud. Tambores de piedra se unieron a un coro de voces profundas y pétreas. La gente quedó paralizada. La estruendosa y delirante cascada de sonidos aumentó en amplitud y locura.
El miedo postró al público. Presagio del terror que se avecinó inmediatamente sobre ellos. Sólo aquella hembra de ojos y cabellos azabaches, de tez blanca como la nieve, continuó deslizándose por los corredores a la vista de los infortunados que observaban su baile sensual y frenético.
Las estatuas se pusieron de pie y alzaron sus armas. Volvieron a la vida y lucharon ferozmente unos contra otros: Hermanos contra hermanos, príncipes contra reyes, dioses contra dioses y semidioses. Brazos, piernas y cabezas rodaron por doquier. Hombres, mujeres y niños allí presentes sollozaron en medio de la batalla y padecieron aplastados. La sangre manchó los pisos. Aquellos renacidos de la piedra y del bronce pisaron los cráneos y los cuerpos. La desesperación se alzó en un solo grito que quebró el silencio más allá de las paredes del museo. Era el grito de la muerte cerniéndose sobre Londres.

 La muerte asoló la ciudad. No quedó piedra sobre piedra. Ruinas, sangre y humo fueron las ofrendas de amor del más antiguo y perverso de los dioses dueño de un corazón endurecido como piedra a la más exquisita y atractiva de las mujeres de la tierra. Ella le miró y le sonrió extasiada y complacida: Se decía que su belleza podía hacer vibrar el corazón de la más inmóvil de las estatuas.




(...)



Armada de valor y angustia al mismo tiempo, introducía las pequeñas pastillas en mi boca a grandes puñados. Las lágrimas descendían de mis ojos a gran cantidad. En ese momento realmente quería morir, necesitaba morir. No era una razón, sino muchas que ya se habían juntado. Me acerqué al espejo a contemplar mi horrenda figura. No sabía qué hacer. Divisé un cuchillo encima de la mesa junto a mi cama. Cuando lo tomé entre mis manos sentí que pesaba una tonelada, aún así estaba decidida a pasarlo por mi muñeca. Fue en ese momento cuando sentí una extraña presencia detrás de mí, me di la vuelta y vi a una mujer observándome. Vestía un vestido de otra época, el cual estaba todo ensangrentado al igual que su cara. Tenía rasguños y moretones que se extendían por todas las partes visibles de su cuerpo. Me llamó la atención la rosa que llevaba en la mano izquierda, cuando se acercó a mí me di cuenta de que también tenía un cuchillo en la mano derecha. Cuando estaba lo suficientemente cerca como para sentir su putrefacto olor, con su rostro desfigurado me hizo una sonrisa perturbadora. Tomó la rosa y me la puso en una mano, al mismo tiempo enterraba su cuchillo directo en mi estómago. Me quedé sin aire, se me heló todo el cuerpo, sentía que me sacaban toda la carne de mi cuerpo. No pude controlas un grito escalofriante que me salió de las entrañas. Fue ahí cuando recién comprendí que aquella mujer venía a terminar con mis sufrimientos.
 Desperté jadeando. No, no podía ser un sueño. Las pastillas se encontraban esparcidas en el suelo, me toqué mí estómago. No, no había ni sentía nada. Luego miré mi mano. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, empecé a tiritar, ya nada tenía sentido. La rosa que me había dado la mujer estaba allí en mi mano.

+Poesía, +Música

Los invito a escuchar mis siguientes audios.



Los 5 primeros audios son nuevos. Espero les agrade.
Gracias.

Querencia



¿Deseaba tranquilidad, paz?... No, solo esperaba.

Cientos de mariposas revoloteando por mi mente, noche.

Oculta tras mis alas, de inocencia y locura…tu voz irrumpe para derrumbar mis pensamientos más claros, más profundos y racionales. Esto no es real, repito una y otra vez, ridículo sentir que con solo eso te alejaras. Mi instinto criminal emerge, sin embargo… ¿cómo asesinar a una voz?

Melodía lúgubre



El profesor Salinas fue mi maestro cuando estaba en la primaria, por casualidad me lo tope en una actuación de piano de un amigo mío. Tras ese encuentro termine visitando su casa.

Hablamos de los viejos tiempos… se suponía que debía ser un día agradable si tan solo el profesor no hubiera llevado a eso…

- Ah… por cierto, recientemente te he comprado algo raro. Fui a un viaje a Holanda, en un pequeño pueblo encontré una tienda de segunda mano, por alguna razón me sentí atraído por esa tienda, tan pronto como entre algo me llamo la atención, fue esto…

- ¿qué es?

Álter ego

Demasiado tarde para motivar mi cuerpo a algo más que una ducha y acostarme… era un día de esos para olvidar…Pero… ¿Quién eres?, le pregunté.
-Soy tú, me contestó.
-No puedes ser yo, eso es del todo imposible. Yo estoy aquí de pie, observándote.
-Estás delante de un espejo, me contestó ella, mostrando cada vez mayor seguridad en sí misma.
-Eso es imposible. Te he tocado, eres distinta a mí, no te pareces en nada. ¡No eres mi reflejo! Además, nada se interpone entre nosotros.
-No soy tu reflejo, ya te he dicho que soy tú. Y sí, si hay algo que se interpone entre nosotros, algo que hace que ninguna de las dos seamos felices. Tú y yo, o mejor dicho yo y yo, jamás nos encontraremos bien conmigo misma de la forma en la cual ahora vivimos.
-No entiendo nada, contesté mientras le seguía observando, y me iba poniendo cada vez más nerviosa. Ella sin embargo parecía que a medida que avanzaba la conversación se encontraba más relajada, y sin dejar de mirarme a los ojos, donde veía mi convexa figura reflejada, alzó con un movimiento quejoso uno de sus brazos, dejando su garra peluda apoyada en mi corazón.
-Como ya te he dicho, hasta que no me veas bella no serás feliz, no lo seremos ninguna de las dos. Tienes que verme, que verte al fin y al cabo, bella, pura, luminosa, salvaje. Tienes que acercarte a mí, a ti en definitiva. Es difícil explicarme ya que juego en tu terreno. Al tener que comunicarme mediante este infame lenguaje estructurado y conceptual estás haciéndome, haciéndote, caer de nuevo en la inmensa red de la gran mentira.

Dominio letal

Entiendo que es imposible un amor alimentar,
Si hay dos corazones indecisos
Con almas incapaces de amar,
Ardiendo en las llamas de los celos.

Entre las penumbras, te busco,
Encuentro lo que parece ser mi muerte,
Mira que entre los besos hay un truco
y en mí mirada tu suerte.

Ingenuo



No eras tan tonto antes, ahora se nota hasta en tu cara, no sé de qué vas. Estás corriendo con el diablo, y te sacó ventaja. La carrera lleva horas, hasta días quizás. Estás exhausto, el cansancio te abraza por el cuello, se cuelga de tus piernas, no puedes respirar y estás a punto de caer.

Él corre, casi flota. Sonríe, lo disfruta. Bebe de tu sudor. Mirale las piernas, si podes…